26 de junio de 2011

La Sanidad que estamos perdiendo...

Hay algo hondamente equivocado en la forma que estamos viviendo. Durante estos últimas tres décadas hemos hecho virtud de la búsqueda del beneficio material, casi todos hemos sido comensales de este gran festín de la especulación, de la compra de toda clase de bienes, endeudándonos, pidiendo dinero prestado a los bancos, y en la situación actual de crisis, esta búsqueda de lo material es todo lo que nos queda de nuestro sentido de un propósito colectivo.

Cada vez son más los políticos que están obsesionados por la creación de riqueza, por el culto a la privatización y al sector privado. Y, sobre todo, la retórica que los acompaña: una admiración sin críticas por los mercados no regulados, el desprecio por el sector público, la ilusión del crecimiento infinito.

Con la llegada del Estado moderno, transportes, hospitales, escuelas, servicios postales y el acceso a la cultura pasaron a depender de la regulación o del control público. Ahora se les está entregando a los empresarios privados. Con esta renuncia del Estado, que entre todos estamos permitiendo con indiferencia, los servicios esenciales que nos son prioritarios, no tienen un efecto beneficioso para la ciudadanía, cuando son privatizados

Estamos presenciando en servicios sanitarios un traspaso continuado de la responsabilidad pública al sector privado, sin que ello esté representando ninguna ventaja colectiva evidente. Contra el mito y la teoría económica, la privatización es ineficiente.

El Hospital Comarcal Moisés Broggi esta administrado por el Consorcio Público- Privado, con esta formula la Generalitat elimina o reduce la exposición al riesgo de perder capitales a las empresas inversoras.

Se asegura a los inversores que pase lo que pase, sus capitales estarán protegidos contra pérdidas graves. En estas condiciones privilegiadas, el sector privado: se embolsa los beneficios y deja que los ciudadanos con nuestros impuestos carguemos con las pérdidas.
Cuando los bancos quebraron la economía de este país, el gobierno manifestó que “eran demasiado grandes para dejarlos caer”. Este argumento se está extendiendo infinitamente. Los mercados saben que ningún gobierno puede permitir que determinados sistemas se hundan acabando, paralizando el país, aunque sea por una mala gestión o por incompetencia financiera.

La sanidad pública es garantía del Estado del Bienestar. Se quiere ver a la Sanidad como negocio y a los pacientes como clientes.

¿Estamos dispuestos a dejar de ser ciudadanos con derechos, para pasar a ser meramente consumidores?

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